Comprar bien

Hace unos meses tuve la oportunidad de compartir noventa días con un empresario radicado en México hace más de seis décadas.
Entre anécdotas personales, dejó caer lo que, para él, había sido uno de los secretos de su éxito. Afirma, y razona, que lo fundamental en cualquier negocio es comprar bien.

No hablamos sólo de comprar barato, sino de mucho más. De todo lo que abarca comprar «bien». Bajo el concepto genérico de comprar incluía gastos, compras, inversiones y financiación.

Hacerlo en su justa medida. Comprar lo necesario, no abultar las existencias sin sentido. Gastar en aquello que permite un correcto funcionamiento del negocio, sin lujos innecesarios, sin alardes. Evitar los monumentos al ego y el seguidismo de modas perniciosas. Invertir para alcanzar mejoras de proceso, innovando cada día un poco, evitando las borracheras de I+D+I que no aporten resultados en un plazo aceptable. Financiar el negocio con sus propios recursos y recurrir a financiación externa cuando se precise para suplementar los recursos internos, sin excesos cuyo reembolso se fíe a un éxito comercial no bien calculado.

Y, como no, hacerlo barato. Si el coste de las compras es competitivo (mercancía, personal, gastos generales, financieros, etc.) se habrá dado el paso fundamental para competir en las mejores condiciones. Sin ello, se estaría incurriendo en una ineficiencia difícil de salvar vía precio de venta.

Combinar ambos factores (bien y barato) exige un empresario (o directivos) con experiencia en su negocio (producto, mercado, competencia, etc.) y que conozcan la evolución de los factores clave de su actividad. Deben estar en la calle, donde ocurren los cambios. Hacer bien las cosas solo desde y para el interior, sin conocer y observar el medio, puede tornarse en el peor enemigo del negocio. Aquí es cuando se habla de que «el enemigo està dentro».

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